Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
El futuro del mercado ha comenzado a llegar, las empresas y los negocios definitivamente no son ahora lo que habían sido antes. Si Usted va a un almacén de hoy, sentirá como cada detalle es cuidadosamente pensado para estimular sus sentidos, facilitándole y agilizando su desición de compra, buscando que su visita sea una experiencia lo más satisfactoria posible.
El mercadeo y la publicidad se han apoderado de cada rincón de las estanterías. Haciendo vistosos empaques, fáciles de usar, de examinar y de reconocer, colocando música ambiental de acuerdo a la ocasión para reforzar el estado de ánimo que se busca generar, colocando publicidad en el P.O.P. (punto de compra) que recuerde permanentemente los beneficios de los productos exhibidos, iluminando adecuadamente todas las secciones de modo que se pueda observar cómodamente y sin esfuerzo, las mercancías. La meticulosidad ha llegado a tal punto que incluso el olor es una variable controlada; un buen ejemplo de ésto es la silletería de los automóviles nuevos que todos hemos aprendido a reconocer como ‘olor a nuevo’.
En medio de este entorno cada vez más estudioso, cuidadoso y fiero, parece que las pymes (pequeñas y medianas empresas) estuvieran destinadas a desaparecer… pero no es así. Las pymes que han generado un conocimiento propio y riguroso de sus clientes y de su mercado, demuestran que si se puede competir con calidad y con inteligencia. El cuidado en la elección de un nombre adecuado, la inversión en el diseño de un excelente empaque, aprovechando los medios alternativos de publicidad, sumado a la agilidad que puede caracterizar a las pymes en su administración (no hay que esperar a la junta) les dá la posibilidad de reaccionar rápidamente a los sutiles cambios del día a día y enfrentarse al futuro.
Si bien es cierto que los presupuestos para trabajar e invertir pueden hacer una gran diferencia entre lo deseado y lo posible y entre las empresas grandes y las pymes, es más un asunto de actitud y de ganas de hacer las cosas bien lo que diferencia a los gigantes de los pequeños, pues paradógicamente son muchas veces las pymes las que más plata desperdician al tratar de buscar descuentos que terminan en trabajos lentos y defectuosos, llevándolas a tener que devolvérse y hacer nuevamente las cosas bien desde el principio, cuando ya puede ser demasiado tarde.
Así pues las pymes están paradas en el filo de la navaja, en la paradoja entre el presente y el futuro, entre los resultados inmediatos y la posibilidad de construir un nombre y un porvenir, caminando en medio de compañías nacionales y multinacionales.
La posibilidad de sobrevivir en este nuevo ambiente, esta en gran parte determinada por una mentalidad estratégica, optimista y a veces terca, que entienda el entorno y favorezca al llamado de la suerte. Finalmente si el capitalismo se parece a la naturaleza salvaje como algunos dicen, no es el más fuerte el que sobrevive, sino el más apto. Los dinosaurios desaparecieron y hoy las especies que realmente dominan la tierra son las más pequeñas: Los insectos y las bacterias.