Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Para algunas empresas, el nombre y la reputación comercial aún no son lo suficientemente importantes. Es hora de que las PYMES entiendan el valor que tiene una marca y la importancia de mantener un buen nombre. Finalmente son éstos los que generan la confianza entre los clientes para el intercambio y los negocios. No es gratuito que la ley proteja la honra de las personas, así como la reputación de las empresas.
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de trabajar para una reconocida empresa de software empresarial de la capital antioqueña que se precia de ser ilimitada a la hora de dar la cara. Su gerente es un hombre intenso y acostumbrado a la rigidez de los números. Lo que nunca esperé fue que un día despidiera a su mejor amigo y luego viniera a hablarnos mal a los contratistas, con pelos y señales, de lo que hacía y no hacía su examigo desde su ordenador. Era cierto lo que decía pero me pareció que yo no tenía porque enterarme de lo que me contaba.
Me sentí incómodo con lo que nos estaba contando este señor en la reunión a la que también asistía Liliana, la nueva gerente comercial que vino a reemplazar a su examigo. Nos mostró la lista completa de los sitios non sanctos que visitaba su anterior empleado mientras comentaba en tono irónico lo que éste podría haber estado pensando mientras los observaba. ¿Era posible que alguien mencionara eso por más verdad que fuera?
Tiempo después en una conferencia sobre Marketing Viral en Internet, el Superintendente de Industria y Comercio, hablando sobre la reputación empresarial nos explicó, a los pocos asistentes, cómo lo importante en estos casos no era simplemente si lo que se decía era cierto o no sino también si era pertinente con lo que se mencionaba. Se trataba de saber hasta donde podía llegarse sin caer en la difamación, muy frecuente en los casos donde el rencor hace su aparición.
Por ejemplo. Una cosa es que yo diga que alguien me vendió un yogur vencido y otra muy diferente es que yo diga que el gerente de la empresa que me vendió un yogur vencido es infiel con su pareja. Lo segundo, así sea cierto, no tiene nada que ver con el yogur y hace parte de la intimidad de la persona. Las empresas, por supuesto no tienen intimidad pero si tienen una reputación que construir y conservar y tanto a personas como a empresas, la ley las protege.
En el mundo democrático, un derecho fundamental es la libertad de expresión, que además ayudar a que no se cometan abusos permanentes contribuye a combatir la impunidad impunidad, pero este derecho está limitado por otro fundamental que es el del buen nombre. De modo que la próxima vez que piense realizar una afirmación sobre alguien, sea persona o empresa, piense bien si además de ser verdadero y verificable es pertinente. Es decir, si tiene algo que ver lo uno con lo otro. La reputación de una empresa esta íntimamente relacionada con lo que llamamos propiedad intelectual, es decir, el nombre o la marca; y para las PYMES de este siglo que comienza, será uno de sus principales activos. Prepárese para construirlo y defenderlo.